CAPÍTULO 19


La vida transcurre 

Hace algunos capítulos alguien preguntó que había sido de la familia de Venezuela. Pues bien, en verano de año 2002, se vinieron a casa Rosmari y sus dos hijos a pasar una temporada con nosotros. Ella estaba harta de aquel país cada vez con más inseguridad. En estos años había sufrido varios altercados que no voy a relatar.

La verdad que lo pasamos genial, ella no tenía freno en salir a divertirse, con la libertad que se vivía en España y acostumbrada al lugar de donde venía, le parecía estar viviendo un sueño. 

Nosotros, en aquella época tampoco parábamos mucho en casa, y las cenas con amigos y las fiestas eran constantes. Entre los cuarenta y los cincuenta, si el cuerpo te acompaña, y hasta entonces lo había hecho, era una segunda juventud, además con más dinero del que disponías a los veinte años.

Conocimos un montón de gente nueva a través de mi trabajo en el periódico, y mantuvimos los amigos de Alicante, que no eran muchos, pero si de calidad.

Pasó el verano y regresaron a su país, pero Ros, dejó aquí una buena cantidad de ropa con vistas a venir más adelante de una forma definitiva. Con o sin Pino, con o sin sus hijos, si no querían venir.

Los años: 2003, 2004 y 2005, no hubo acontecimientos importantes solo disfrutábamos de la vida viajando por la Región para conocerla. 
Regresamos a Galicia con más tranquilidad y estuvimos en casa de nuestros amigos. También al año siguiente hicimos un viaje con unos buenos amigos al País Vasco, Donosti y el Sur de Francia.

Volvimos a cogerle el gusto a la moto, que siempre habíamos tenido desde que vivíamos en Las Palmas (Ay… mi Yamaha 600XT) cuantos buenos momentos me trae a la memoria acompañado de Veva o de mi hija. 

Conocí al dueño de un concesionario y antes de comprarle una moto dos años después, fuimos probando diferentes modelos que salían al mercado haciendo excursiones, solos o con amigos.

En octubre o noviembre de 2005, Rosmari regresó esta vez sola. Los hijos no habían querido venirse con ella, habían preferido quedarse con su padre, y entre Pino y ella, las cosas no iban bien. Estuvo viviendo en casa una larga temporada. 

Rosmari volvió de nuevo a Venezuela, y estando allí le detectaron un tumor en la mama y la tuvieron que operar. Vital y positiva como Veva, pasó allí todo el posoperatorio hasta recuperarse del todo, porque su idea seguía siendo regresar a España. A Lanzarote exactamente donde tenía la casa de su madre en propiedad.

Veva en esa época también empezó a trabajar en la boutique de un buen amigo, y con el paso de los años se hicieron socios en una nueva tienda. Él era un gay altísimo, siempre moreno y vistiendo elegante y llamativo. Les recuerdo que formaban una pareja singular cuando iban juntos, y cuando salíamos los tres lo pasábamos fenomenal. 

Recuerdo especialmente un viaje a Ibiza que fue inolvidable, ya que él la conocía al dedillo, además de ser conocido en todos los ambientes y lugares de moda.

Nosotros seguíamos con nuestra vida, entre viajes improvisados el mismo viernes al terminar de trabajar: Granada, Tabarca, etc., también nos decidimos por fin a comprar una moto con la que disfrutamos no solo de los viajes sino de la ciudad. A Veva le gustaba más que ir en coche. Murcia es una ciudad muy cómoda para desplazarse en moto puedes ir a tomar el aperitivo a los bares del centro y evitar el problema de aparcamiento.

En el próximo capítulo abarcaremos otros tres años…

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