CAPÍTULO 20
El tiempo pasa demasiado rápido…
La verdad es que estoy
tratando de recordar los siguientes años, desde el 2006 al 2009 y sucesivos
hasta el 2015, y todo fue bien. Solo recuerdo acontecimientos intercalados.
Unos buenos, la mayoría, porque seguíamos viviendo sin grandes cambios en
nuestra vida. Viajes en moto o en coche con amigos. Cenas los fines de semana,
alguna fiesta de Halloween, etc.
Otros no tan buenos,
pero es lo normal a lo largo de tantos años vividos.
Nuestra hija Tania se
graduó, terminó su master y conoció a su pareja Pedro.
Apareció en casa
nuestro gato Stiven.
Llegó la crisis
económica y me despidieron como a tantos del periódico, es verdad que sin
regatearme un duro de indemnización.
En el fondo para mí fue
una liberación en un trabajo donde nunca, desde mi llegada, me lo pusieron fácil desde la parte de
gerencia y dirección. Lo extraño es que durase ocho años en el cargo.
Monté una agencia de
publicidad con un socio, y a pesar de estar en plena crisis fue una etapa que
recuerdo con mucho cariño. Además recobré la ilusión por la publicidad y mi
ánimo también se vio reflejado en nuestra casa.
Veva hacía unos
trabajos preciosos que vendía a través del, boca a boca, y de una página web
que montamos.
Cestas de mimbre
personalizadas, camisetas, bisutería, bolsos. Todo hecho a mano y ningún
artículo era repetido, todo original y único.
Iba con su pandilla de
amigas tres veces en semana a nadar y seguía teniendo un tipazo y ni una sola
arruga. Era la envidia sana de sus amigas, y allá por donde iba levantaba admiración.Nunca desde que la conocí me dio un solo motivo, por su comportamiento, para tener celos.
Rosmari recayó del
cáncer de mama y la metástasis pasó a los pulmones. Veva volvió a Lanzarote
ante la llamada de su prima. Rosmari vivía allí, después de haber reformado la casa de su madre en un bar precioso del que vivía junto a una nueva pareja.
Un año más tarde el cáncer alcanzó el
cerebro, y un día nos llamaron de Lanzarote para decirnos que había fallecido.
Siempre quedó en sus corazones que habían podido estar juntas, esos quince días,
despidiéndose en el lugar donde pasaron las vacaciones de pequeñas con sus
abuelos.
Las cenizas de Ros,
descansan en una pequeña montaña del paisaje volcánico de Lanzarote.
Con el paso del tiempo
toda la familia que quedaba en Venezuela, incluida la nueva esposa de Pino y su último hijo, fruto de
esta relación, vinieron a España con lo justo para montar algún negocio y poder
sobrevivir.
Actualmente viven de una ferreteria en Badalona.
También en estos años, exactamente
el 29 de diciembre de 2008 falleció mi madre, que fue enterrada en el
cementerio de la Almudena de Madrid, junto a mí padre y mi abuela en la sepultura familiar.
Fuimos a Madrid unas
cuántas veces en esos años, ya que nuestros cinco sobrinos, por parte de mi
hermana, se hacían mayores y celebraban comuniones y bautizos de nuestros once sobrinos
nietos, nada más y nada menos.
Dos de los hermanos de
Veva, que eran mayores que ella, aunque con muy poca diferencia de edad,
murieron de cáncer. Ramón de Pulmón y Miguel Angel de un tumor que le afectó el
corazón.
La relación entre ellos
nunca fue buena desde que la madre cayó enferma. No voy a entrar en detalles,
que cada uno saque sus propias conclusiones a tenor de lo leído en capítulos
anteriores.
En el próximo capítulo
voy a entrar directamente en el año 2015, un año trascendental en nuestras vidas. Temía
llegar a este año…
Que linda la amistad de su señora con su amiga, yo valoro mucho eso,la vida nos trae sorpresas buenas y otras que no quisiéramos. Saludos de Santiago de Chile.
ResponderEliminarBuen relato...
ResponderEliminarLinda historia de vida!
ResponderEliminarMe ha gustado, casi he empezado por el final, así que te leeré desde el pcpio. He visto en Twitter que has hecho el capítulo final. Hay que tener valor para ahondar en los recuerdos, estando tan reciente.
ResponderEliminarAsí poco a poco vas superando tú duelo Vic, me gustan tus historias,
ResponderEliminar