CAPÍTULO 5
Un día después de otro
Difícil imaginar
que pasados los años nuestras cenizas descansarán en esa misma orilla, en ese
mismo océano, ya sin miedo a tiburones y juntos para la eternidad.
Los
días iban pasando y cada vez podíamos estar menos tiempo el uno sin el otro.
Aun trabajando los dos, yo hasta las siete y ella hasta las ocho, todas las
noches cenábamos juntos y luego nos íbamos a mi apartamento, o a escuchar música
a un pub, o a pasear, pero siempre nos daban las tantas.
Dormíamos
muy poco, yo la dejaba todas las noches en su casa a altas horas de la
madrugada, y al día siguiente, abría el despacho a las ocho y me iba a buscarla
a su casa para desayunar juntos, dejarla en su trabajo y regresar yo al mío.
Los
fines de semana alquilábamos un apartamento en el Sur, en San Agustín, o en
Tauro, o en Playa del Inglés y nos pasábamos todo el fin de semana como amantes
ávidos el uno del otro.
Recuerdo
un día que decidimos ir al cine, y lo que es estar tan pendientes el uno del
otro, o ese grado de ensimismamiento que da el estar locamente enamorados, que
compramos las entradas y nos sentamos en las butacas sin parar de hablar.
Al
rato me pregunta Veva
-¿Qué
película ponen?
-Tiburón- le contesté
Apagaron
las luces y empezaron a salir los rótulos y el título era algo así como “El Bombero Torero” protagonizado por Cantinflas…
Nos
miramos y empezamos a reír sin poder parar, y recuerdo que le dije
-vámonos
antes de que nos echen, yo te juro que vi
el cartel de la película Tiburón-
y
así entre carcajadas salimos del cine ante las miradas extrañadas del
acomodador y del portero. Efectivamente allí estaba el cartel de la película Tiburón, solo que anunciada para la
siguiente semana.
Esa
noche nos fuimos a cenar a un restaurante ruso que se llamaba “Balalaika” y que
estaba en la calle Fernando Guanarteme.
El
restaurante era un poco costumbrista y tétrico, ya no solo por la decoración de inmensos cortinajes que separaban las estancias y los viejos
candelabros, sino por el piano y sobre todo por el pianista, clavado a Boris Karloff. Pero tenía un halo especial y la cocina era excelente.
Cenamos una carne de ternera con verduras colocada sobre una rejilla
que a su vez contenía unas ascuas que mantenía la temperatura de la carne y las
verduras en su justo punto durante largo tiempo. Tanto como el que tardábamos
en bebernos la botella de vodka. Por cierto, la botella era de hielo, nada de
cristal. Nos encantaba este restaurante. Siempre hemos admirado la buena cocina.
Recuerdo otra anécdota que nos ocurrió en esos días y también
relacionada con el cine, ya que al final fuimos a ver la película Tiburón.
Salimos pronto del cine, a la sesión de tarde y decidimos
irnos a la playa de Maspalomas para darnos un paseo y cenar algo por allí.
Cuando terminó la cena nos acercamos a la arena de la playa, nos
descalzamos y decidimos pasear por el borde, justo para mojarnos los pies.
Recuerdo que íbamos de la mano con los pies metidos en el agua y
hablando de la película que acabábamos de ver. La playa estaba completamente
desierta a esas horas y el océano oscuro y un poco agitado.
Seguimos paseando, primero mojándonos los tobillos, luego las plantas
de los pies, luego un metro más afuera, después por la arena seca, y al final acabamos a dos o
tres metros de la orilla.
Nos miramos y nos echamos a reír por nuestra cobardía por un posible ataque de un tiburón.
Siempre recordaré su sonrisa, siempre estaba sonriendo, daba igual la circunstancia o la gravedad del hecho como años más tarde me demostraría.
Un capítulo precioso y entrañable, más aún en un momento como este. Muchas gracias por seguir escribiendo.
ResponderEliminarVic.. me enamoró su relato
ResponderEliminarMe gustan los amores intensos. Seguiré por más capítulos.
ResponderEliminarBien Vic, escribir es la mejor terapia y de paso dejar ir y volar tranquila a tu chica...
ResponderEliminarEs tan bonita la historia de amor, que se asemeja a una película, la maravillosa vida de un amor, que sólo la muerte pudo separar. Pero la maldita Parca, no cuenta con que hay algo que no se puede llevar..... Los recuerdos.
ResponderEliminarMe encanta vuestra historia, tu forma de escribir...en fin disfruto y agradezco que compartas.
ResponderEliminarGracias por compartir.
ResponderEliminarMe está conquistando tu historia, que bella historia de amor
ResponderEliminarEl entorno, el ambiente que describes es apto para el amor y los sueños.
ResponderEliminarHermosa historia de amor!
ResponderEliminarUn amor intenso, como se debe amar, con alma, vida y corazón.
Estoy caurtivada!
Que bonito amor,
ResponderEliminary que excelente memoria
tienes. ..