CAPÍTULO 4


Por fin el primer beso …



Esa noche después de una buena ducha para quitarme la arena y los restos del viaje en la moto, me vestí mejor que otros días y me lancé a la calle a recorrer los lugares que ella me había contado la noche anterior que solía frecuentar.

Tenía un gusanillo rondando el estómago que me hacía estar nervioso y temeroso de no encontrarla, pero  algo me decía que ella también me buscaría.

Fue ya pasada la media noche cuando me dirigí al Hotel Los Bardinos, algo me decía que la encontraría allí.

Entre y me encaminé directo a la amplia barra que recorría el local de lado a lado, algo muy típico en aquella época. Unas cuantas mesas bajas con sillones alrededor de una pista de baile de forma circular con una gran bola de cristalitos que lanzaban destellos de colores a su libre albedrío.

La música que sonaba era lenta y había unas cuantas parejas bailando agarrados y acaramelados.

Como un ávido vigía empecé a escudriñar todos los rincones de la barra, las mesas y hasta los pequeños grupos de personas que se mantenían de pie.

Mi corazón dio un vuelco cuando la vi a lo lejos, con sus amigas, sonriendo y mirando hacia mí.

Una señal nos bastó para abandonar nuestros respectivos lugares y dirigirnos el uno hacia el otro como atraídos por un imán.

Le conté la aventura de la moto, la de la playa y hasta que estuve parado a la entrada de la ciudad por si la veía llegar. Ella a su vez me dijo que estaba segura que no me iba a levantar a tiempo para ir donde habían quedado sus amigas y ella, pero que durante todo el día estuvo pendiente por ver si me veía aparecer.

Le propuse abandonar el local e irnos a dar un paseo por el Paseo de Las Canteras. Esta vez no lo dudó un solo momento se despidió de sus amigas y nos fuimos caminando. Pasando por la plaza de Santa Catalina nuestras manos que ya jugaban hace rato rozándose por fin se decidieron a entrelazarse.



- Eran las 2 de la mañana de aquel 26 de julio de 1983, y quién nos iba a decir que seguirían entrelazadas y unidas hasta el 26 de enero de 2020-


Bajamos por la calle Ripoche hasta la Playa de Las Canteras entre sutiles caricias, miradas cómplices y el deseo a flor de piel. Fue a la altura de la terraza del Hotel Cristina donde nos paramos, nos miramos y nos fundimos en un beso largo, intenso, de esos de película.
Pero tengo que dejar acontecimientos para los siguientes capítulos. 

Comentarios

  1. Nos quedas en ascuas

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  2. Cuando estará el siguiente capítulo?

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  3. Huyyyyy que va bien ese encuentro, estoy fascinada leyendo su historia. Saludos de Santiago de Chile

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  4. Estaba segura de que el encuentro, se iba a producir ese día. Que romántica noche cerca del mar!
    Algo más bonito para el primer beso?.
    Seguro que las estrellas fueron testigos mudos de esa pasión y el sonido del mar, puso la música mientras vuestras bocas bailaban juguetona empezando a conocerse.

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