CAPÍTULO 14
La Venezuela de enero
1995. Parte II
Llegamos a su casa, un
edificio de varias plantas con una cochera inmensa. Allí no solo se estacionaban
los coches de la casa, sino algunos de los camiones para el reparto de la
cerveza de la que Pino tenía la representación para el Estado Guárico.
En la misma calle,
justo enfrente, estaba la sede central de la cadena de ferreterías que se expendían
por todo el Estado, de la que también eran dueños. Y en la misma calle un poco
más adelante se encontraba otro de los negocios de la familia, una imprenta que
Rosmari controlaba. Faltaba por añadir al patrimonio dos gasolineras o “bombas”
como se les denomina allí, y el concesionario de los vehículos de la marca
Toyota, situado en una de las principales avenidas de Valle de la Pascua, cuya
representación ostentaba para el mismo Estado Guárico.
Eran tiempos buenos
para los empresarios valientes y reconocidos como Pino, pero la vida no era
fácil por la cantidad de secuestros express, robos y delincuencia en general.
Además, costaba encontrar empleados de confianza y medianamente preparados. Me
sorprendió que Pino pagase los salarios de la semana los lunes, ya que según me
explicó si lo hacía los viernes como era lo normal, el lunes faltaban la mitad
de ellos a su puesto de trabajo. Se vivía al día y el empleado medio se gastaba
todo lo que ingresaba, esa era la mentalidad de gran parte del pueblo. No tenían
mucha esperanza en el presente y muy poca confianza en el futuro.
Tenían dos hijos, la
niña que era de piel muy blanca y de pelo rubio, como la madre, que se libró de
un secuestro en la gasolinera, porque el encargado dijo que era su propia hija,
ante la insistencia de los secuestradores que decían que era la hija del dueño.
A todos los lugares
tenías que ir armado, y yo la última vez que disparé un arma fue en el año
1975, mientras hacía la mili, por lo que no acepté la pistola que me ofreció
Pino. Siempre he pensado que no tengo ninguna oportunidad ante una persona que
esté habituada a usarla, y antes de que yo le apuntara ya habría recibido tres
tiros.
En la casa todos sabían
disparar, incluso Rosmari que tenía un rifle winchester del 22. Veva estaba sorprendida
y un tanto asustada con todo esto, y le hacía preguntas a Rosmari como:
-¿Y si entra alguien tú
le disparas?
-¿Has tenido que
disparar alguna vez?
A lo que Rosmari le
contestaba
-Si alguien entra
armado en mi casa es su vida o la mía, pero hasta ahora no he tenido que
disparar
Deciros que por las
noches había siempre un empleado de seguridad para la casa y la cochera.
Como os comenté al
principio, Pino desciende de una familia italiana, para más señas de Sicilia,
afincada en Venezuela desde hace muchos años, y allí vivían los padres y los
hermanos con sus respectivas esposas. Pues bien, uno de los días nos dice Pino
que íbamos a tener una cena familiar que me querían hacer un ofrecimiento.
Os voy a describir la
escena y la conversación porque creo que merece la pena. Primero os diré que
desde que llegué a Valle La Pascual, todos los amigos y los empleados de Pino
me llamaban “doctor”, cuando le pregunte a Pino, me dijo que, en muchas partes
de Hispanoamérica, se usa la palabra “doctor” para dirigirse a la persona que
ha recibido un grado académico universitario. A mí, me resultaba chocante
porque yo siempre he utilizado la palabra para dirigirme a un médico. En el
fondo lo agradecía porque significaba que te guardaban un trato de respeto.
Importante en un país donde todo el mundo iba armado menos yo, y mi única
defensa era la palabra.
Pues bien, la cena se
celebró en casa de los padres de Pino, en la terraza de la gran casa. Allí,
situados como en una película de la mafia, nos fuimos sentando dejando el
cabecero de la larga mesa para el padre, y después a derecha e izquierda, Pino
a un lado como hijo mayor, y yo al otro como invitado principal. Las mujeres
ocupaban el otro extremo de la mesa, cuyo cabecero lo ocupaba la madre de Pino,
y alrededor las esposas de los otros dos hijos. Rosmari y Veva, al igual que
pasaba con nosotros, una a la derecha y otra a la izquierda de la “mama”, y entre
ellas y nosotros estaban sentados los hermanos de Pino.
La cena resultó
excelente, con una mezcla de platos de la cocina italiana y la venezolana, todo
ello regado por un excelente vino espumoso que recibía directamente de Sicilia,
y que se descorchaba en las grandes ocasiones.
Durante los postres y
el café, Don Jusepe fue explicando el contenido de la propuesta que me iban a
ofrecer.
-Bien, mi hijo me ha
dicho que cabe la posibilidad de que os instaléis en estas tierras, para
nosotros sería una alegría inmensa porque eres un hombre de la confianza de
Pino, y Veva y Rosmari son como hermanas. También sabemos que dispones de una
cantidad importante de dinero en España, y traerlo aquí significaría
multiplicarlo por cuatro. Pero no es eso lo que queremos, tu dinero debe seguir
allí a buen recaudo generando intereses-
Tomó un largo trago de
café y continuó
-Queremos ofrecerte un
porcentaje en los negocios de mi hijo Pino a cambio de que ejerzas como gerente
e incorpores las técnicas europeas para hacerlos crecer de cara a los próximos
años en vista del nuevo milenio para el que solo faltan 5 años-
Apuró la taza de café,
y concluyó
-El porcentaje que
hemos pensado es el 49%, de esta forma nos garantizamos que pondrás las ganas y
la ilusión necesaria para que los consideres como tuyos.
Yo le di las gracias a
Don Jusepe y a Pino, y les dije que tenía que pensarlo y hablarlo con Veva, pensando
también en lo mejor para nuestra hija que habíamos dejado en Canarias.
Aquella velada terminó con
la alegría reflejada en los rostros de Rospari y de Pino que veían posible: la
una, tener a su prima del alma viviendo junto a ella, y él pensando que al fin
podría descargar parte de la responsabilidad de gestión en una persona
preparada y de confianza. Todo parecía perfecto.
Esa noche también
hablamos de la vuelta a España que se estaba acercando, pues habíamos consumido
la primera semana de la estancia de 15 días que teníamos prevista, con los
billetes de avión cerrados para una fecha concreta.
Esa última semana la
dejaremos para un siguiente capítulo…
Parece de película, mucha violencia en un país que no era el vuestro.
ResponderEliminarDeseando saber que decisión tomaste.
Un beso enorme querido Víctor. 💕💕💕💕
Súper interesante, espero con ganas saber cuál fue su decisión.
ResponderEliminarEstaba ya, espetando el capítulo.... engancha y motiva.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsperaba el capítulo.
ResponderEliminarEs interesante la historia, y muy emotiva
Interesante, cada capítulo me engancha más, sigo con el siguiente para saber la decision.
ResponderEliminar😘🤗