CAPÍTULO 18


Cambiar para renacer

Lolita se fue apagando poco a poco en la unidad de cuidados paliativos del Hospital de La Laguna, una semana en estado de sedación hasta que llegó el momento del fallecimiento.
Durante esa semana que estuvimos esperando el desenlace y para completar el drama, desde Las Palmas recibimos una llamada que nos avisaba que el padre de Veva había muerto de un infarto.

Hay momentos en la vida donde piensas que el destino se está cebando en ti y que nunca pensaste cuan perra puede ser la vida. Y uno de esos momentos fue aquel.

Los padres de Veva eran enterrados con tres días de diferencia y a 88,3 Km., de distancia.

Nada fue lo mismo desde ese instante. Ni la ilusión por la tienda, ni su rostro que por primera vez denostaba tristeza, y una mueca en lugar de sonrisa cuando trataba de fingirla. Pasaron pocos meses y la tristeza se convirtió en depresión, dando paso a unas ganas inexplicables de abandonar las islas, de cambiar de hábitos, de olvidar todo y comenzar de nuevo en otro lugar.

<<Luego con el paso del tiempo hablando de esta situación, llegamos a la conclusión de que nuestra ligazón con el archipiélago se había roto, que nada nos retenía allí, que quizás algún día volveríamos pero que ahora deberíamos empezar de nuevo con otro mar a la vista>> 

El Mediterráneo, y la costa de El Campello en Alicante fue nuestra válvula de escape.

Nuestros socios fueron comprensivos con la situación y nos compraron nuestra parte del negocio lo que nos permitió instalarnos en un apartamento en primera línea de la playa de Muchavista. Allí poco a poco Veva fue curando sus heridas con largos paseos por la orilla de la playa, y su cara fue recobrando el semblante alegre y optimista que siempre tuvo.

Fue otra etapa bonita de nuestra vida, ya que el trabajo me permitía gran cantidad de tiempo libre que ocupábamos en restaurar muebles antiguos. Alguno de los cuales siempre fueron con nosotros y en uno de ellos actualmente reposa la urna con sus cenizas.

En el año 2001, me contrataron para un periódico que estaba ubicado en Murcia y nos trasladamos a la casa en la que vivimos los últimos diecinueve años juntos. Ahí seguimos viviendo, solo que en dos planos de la realidad, pero juntos.

En el próximo capítulo empezaré con las vivencias acaecidas en estos últimos diecinueve años de su vida…

Comentarios

  1. Que tristeza más grande perder a sus padres muy seguido. Que bueno que con el tiempo ella pudo resignarse.

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  2. No hay comentarios sobre su hija ??

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  3. Dolor inmenso perder a sus padres casi al mismo tiempo.
    Por otro lado como narras sus vidas junto al mar es maravilloso, amo la playa y no vivo en ella.

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